YO ESTOY CON DIOS
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
Que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir
a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
Que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir
a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
MISTERIOS
Primer
Misterio Glorioso.
La Resurrección de Jesús.
(Pasado
el sábado, al rayar el alba, el primer día de la semana, fueron María
Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. De pronto hubo un gran
terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo, se acercó, hizo
rodar la losa del sepulcro y se sentó en ella. Su aspecto era como un
rayo, y su vestido blanco como la nieve. Los guardias temblaron de miedo
y se quedaron como muertos. Pero el ángel, dirigiéndose a las mujeres,
les dijo: "No temáis; sé que buscáis a Jesús, el crucificado.
No está aquí. Ha resucitado, como dijo. Venid, ved el sitio donde
estaba. Id en seguida a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre
los muertos y va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis. Ya os
lo he dicho".)(Mt 28,1-7)
Breve pausa de reflexión.
Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria.
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Segundo Misterio Glorioso. La Ascensión de Jesús al Cielo. | |
(Dicho
esto, lo vieron subir, hasta que una nube lo ocultó a su vista. Ellos
se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se iba, cuando se
les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
"Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este Jesús que
acaba de subir al cielo volverá tal como lo habéis visto irse al
cielo".) (He 1,9-11) |
Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria.
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Tercer Misterio Glorioso. La Venida del Espíritu Santo. | |
(Al
llegar el día de pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar.
De repente un ruido del cielo, como de viento impetuoso, llenó toda la
casa donde estaban. Se les aparecieron como lenguas de fuego, que se
repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos
del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según
el Espíritu Santo les movía a expresarse.) (He 2,1-4) |
Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria.
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Cuarto Misterio Glorioso. La Asunción de María al Cielo. | |
(Desde
ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque el todopoderoso ha hecho conmigo cosas grandes.) (Lc 1,48-49) |
Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria.
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Quinto Misterio Glorioso. La Coronación de María Santísima. | |
(Una
gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la
luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza.) (Ap 12,1) |
Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria.
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria por las intenciones del Papa.
Salve.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
MISTERIOS GOZOSOS
Lc. 1, 30-31, 38
1º. LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS
«Y el ángel le
dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante
de Dios: concebirás en tu seno y darás a luz un
hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Dijo entonces
María: He aquí la esclava del Señor, hágase
en mi según tu palabra».
Lc. 1, 30-31, 38 |
«Y el ángel le
dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante
de Dios: concebirás en tu seno y darás a luz un
hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Dijo entonces
María: He aquí la esclava del Señor, hágase
en mi según tu palabra». |
Lc. 1, 41-43
2º. LA VISITACIÓN DE NUESTRA SEÑORA
A SU PRIMA SANTA ISABEL
«Y en cuanto oyó
Isabel el saludo de María, el niño saltó
de gozo en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu
Santo; y exclamando en voz alta, dijo: ¡Bendita tú
entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿De
dónde a mí tanto bien, que venga la madre de mi
Señor a visitarme?».
Lc. 1, 41-43 |
«Y en cuanto oyó
Isabel el saludo de María, el niño saltó
de gozo en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu
Santo; y exclamando en voz alta, dijo: ¡Bendita tú
entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿De
dónde a mí tanto bien, que venga la madre de mi
Señor a visitarme?». |
Lc. 2, 6-7
3º. EL
NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS EN BELÉN.
«Y sucedió que,
estando en Belén, le llegó a María la hora
del parto, y dio a luz a su Hijo primogénito; lo envolvió
en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no
había lugar para ellos en la posada».
Lc. 2, 6-7 |
«Y sucedió que,
estando en Belén, le llegó a María la hora
del parto, y dio a luz a su Hijo primogénito; lo envolvió
en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no
había lugar para ellos en la posada». |
Lc. 2, 22-24
4º. LA
PRESENTACIÓN DEL NIÑO JESÚS EN EL TEMPLO.
«Y cumplidos los días
de la purificación, llevaron a Jesús a Jerusalén
para presentarlo al Señor, y para presentar como ofrenda
un par de tórtolas o dos pichones, según lo mandado
en la Ley del Señor».
Lc. 2, 22-24 |
«Y cumplidos los días
de la purificación, llevaron a Jesús a Jerusalén
para presentarlo al Señor, y para presentar como ofrenda
un par de tórtolas o dos pichones, según lo mandado
en la Ley del Señor». |
Lc. 2, 42-43, 46
5º. JESÚS
PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO.
«Cuando tuvo doce años,
subieron a la fiesta, como era costumbre. Pasados aquellos días,
al regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén,
sin que lo advirtiesen sus padres, y ocurrió que, al cabo
de tres días, lo encontraron en el Templo, sentado en
medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles».
Lc. 2, 42-43, 46 |
«Cuando tuvo doce años,
subieron a la fiesta, como era costumbre. Pasados aquellos días,
al regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén,
sin que lo advirtiesen sus padres, y ocurrió que, al cabo
de tres días, lo encontraron en el Templo, sentado en
medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles». |
MISTERIOS DOLOROSOS
Lc. 22, 41-44
1º. JESÚS ORA EN EL HUERTO
«Jesús, puesto
de rodillas, oraba diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí
este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Y entrando en agonía oraba con más intensidad.
Y le vino un sudor como de gotas de sangre que caían hasta
el suelo».
Lc. 22, 41-44 |
«Jesús, puesto
de rodillas, oraba diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí
este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Y entrando en agonía oraba con más intensidad.
Y le vino un sudor como de gotas de sangre que caían hasta
el suelo». |
Jn. 18, 38 - 19, 1
2º. JESÚS
ES FLAGELADO
«Pilato se dirigió
de nuevo a los judíos y les dijo: Yo no encuentro en El
ninguna culpa. Hay entre vosotros la costumbre de que os suelte
uno por la Pascua, ¿queréis, pues, que os suelte
al Rey de los judíos? Entonces gritaron de nuevo: A Este
no, a Barrabás. Barrabás era un ladrón.
Entonces Pilato tomó a Jesús y mandó que
lo azotaran».
Jn. 18, 38 - 19, 1 |
«Pilato se dirigió
de nuevo a los judíos y les dijo: Yo no encuentro en El
ninguna culpa. Hay entre vosotros la costumbre de que os suelte
uno por la Pascua, ¿queréis, pues, que os suelte
al Rey de los judíos? Entonces gritaron de nuevo: A Este
no, a Barrabás. Barrabás era un ladrón.
Entonces Pilato tomó a Jesús y mandó que
lo azotaran». |
Mt. 27, 27-29
3º. JESÚS
CORONADO DE ESPINAS
«Los soldados del procurador
llevaron a Jesús al pretorio y reunieron en torno a El
a toda la cohorte. Le desnudaron, le pusieron una túnica
roja y trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la
cabeza, y en su mano derecha una caña; se arrodillaban
ante El y se burlaban diciendo: Salve, Rey de los judíos».
Mt. 27, 27-29 |
«Los soldados del procurador
llevaron a Jesús al pretorio y reunieron en torno a El
a toda la cohorte. Le desnudaron, le pusieron una túnica
roja y trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la
cabeza, y en su mano derecha una caña; se arrodillaban
ante El y se burlaban diciendo: Salve, Rey de los judíos». |
Jn. 19, 18; 25-27, 30
MISTERIOS LUMINOSOS
Primer
Misterio Luminoso. El Bautismo de Jesús.
(Entonces Jesús
fue de Galilea al Jordán para que Juan lo bautizara. Pero Juan
quería impedirlo, diciendo: "Soy yo el que necesito ser bautizado
por ti, ¿y tú vienes a mí?" Jesús le
respondió: "¡Déjame ahora, pues conviene que se cumpla
así toda justicia!" Entonces Juan accedió a ello.
Una vez bautizado, Jesús salió del agua; y en esto los cielos
se abrieron y vio al Espíritu de Dios descender en forma de paloma y
posarse sobre él. Y se oyó una voz del cielo: "Éste
es mi hijo amado, mi predilecto".)
(Mt 3,13-17)
Breve pausa
de reflexión.
Padre
Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria.
Oh Jesús
mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más
necesitadas de tu misericordia.
Segundo
Misterio Luminoso.
Las Bodas de Caná.
(Tres días
después hubo una boda en Caná de Galilea, en la que estaba
la madre de Jesús. Invitaron también a la boda a Jesús
y a sus discípulos. Se terminó el vino, y la madre de Jesús
le dijo: "No tienen vino". Jesús le contestó: "¿A
ti y a mí qué, mujer? Mi hora todavía no ha llegado".
Su madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que él os diga".
Había allí seis tinajas de piedra de unos cien litros cada una
para los ritos de purificación de los judíos. Jesús
les dijo: "Llenad de agua las tinajas".
Y las llenaron hasta arriba. Añadió: "Sacad ahora
y llevádselo al maestresala". Y se lo llevaron. Tan pronto como
el maestresala probó el agua convertida en vino (sin saber de dónde era,
aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua),
llamó al novio y le dijo: "Todos sirven primero el vino mejor;
y cuando se ha bebido en abundancia, el peor. Tú, en cambio, has guardado
el vino mejor hasta ahora". Así, en Caná de Galilea,
Jesús comenzó sus milagros, manifestó su gloria y sus
discípulos creyeron en él.)
(Jn 2,1-11)
Breve pausa
de reflexión.
Padre
Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria.
Oh Jesús
mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más
necesitadas de tu misericordia.
Tercer
Misterio Luminoso. El Anuncio del Reino de Dios.
(Después
de ser Juan encarcelado, Jesús fue a Galilea a
predicar el evangelio de Dios; y decía:
"Se ha cumplido el tiempo y el reino de
Dios está cerca. Arrepentíos y creed en el
evangelio".)
(Mc 1,14-15)
Breve pausa
de reflexión.
Padre
Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria.
Oh Jesús
mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más
necesitadas de tu misericordia.
Cuarto
Misterio Luminoso. La Transfiguración.
(Unos ocho
días después Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan
y Santiago y los llevó al monte a orar. Mientras él oraba,
cambió el aspecto de su rostro y sus vestidos se volvieron de una blancura
resplandeciente. Dos hombres, de improviso, se pusieron a hablar con él.
Eran Moisés y Elías, que aparecieron con un resplandor glorioso
y hablaban con él de su muerte, que iba a tener lugar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero lograron
mantenerse despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres
que estaban con él. Cuando éstos se alejaban de Jesús,
Pedro dijo: "Maestro, ¡qué bien se está aquí!
Hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
No sabía lo que decía. Mientras él estaba diciendo esto,
vino una nube y los cubrió. Al entrar en la nube, los discípulos
se asustaron. Y una voz desde la nube dijo: "Éste es mi hijo,
el elegido, escuchadlo".)
(Lc 9,28-35)
Breve pausa
de reflexión.
Padre
Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria.
Oh Jesús
mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más
necesitadas de tu misericordia.
Quinto
Misterio Luminoso.
La Institución de la Eucaristía.
(Durante la
cena
Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio,
diciendo: "Tomad, esto es mi cuerpo". Después tomó un
cáliz,
dio gracias, se lo pasó a ellos y bebieron de él todos. Y les
dijo: "Ésta es mi sangre, la sangre de la alianza, que será
derramada por todos".)
(Mc 14,22-24)
Breve pausa
de reflexión.
Padre
Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria.
Oh Jesús
mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más
necesitadas de tu misericordia.
Padre
Nuestro, Ave María, Gloria por las intenciones del Papa.
Salve.
En
el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
PADRE NUESTRO
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén
DIOS TE SALVE MARIA
Dios te salve,
María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita
eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.
Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén.
CANTOS RELIGIOSOS
Alabare (alabare)
alabare (alabare)
alabare a mi señor (2)
Juan vio el numero de los redimidos
& todos alababan al señor
unos cantaban otros oraban
pero todos alababan al señor
alabare (alabare)
alabare (alabare)
alabare a mi señor (2)
somos tus hijos Dios padre eterno
tu nos has creado por amor
te alabamos te bendecimos
& todos cantamos en tu honor
alabare (alabare)
alabare (alabare)
alabare a mi señor (2)
2
Si tuviera fe
si tuviera fe
si tuviera fe fe fe
si tuviera fe
como un granito de mostaza
(asi de chiquitito)
eso dice el señor
Si tuviera fe
si tuviera fe
si tuviera fe fe fe
si tuviera fe
como un granito de mostaza
(asi de chiquitito)
eso dice el señor
Yo les diria a las montañas
muevanse muevanse
muevansesese
Yo les diria a las montañas
muevanse muevanse
muevansesese
Y las montañas de moveran ¡¡¡¡¡uhhhuuh!!!!
Se moveran ¡¡¡¡¡¡¡uuh!!!!!
se moveraaaan
Y las montañas de moveran ¡¡¡¡¡uhhhuuh!!!!
Se moveran ¡¡¡¡¡¡¡uuh!!!!!
se moveraaaan
3
Un soldado a casa hoy regreso
Y un niño enfermo se curo
Y hoy no hay trabajo en el bosque de la lluvia
Un desamparado se salvo
Por causa de una buena acción
Y hoy nadie lo repudia, hallelujah
Hallelujah, hallelujah, hallelujah, hallelujah
Carlos:
Un ateo que consiguió creer
Y un hambriento hoy tiene de comer
Y hoy donaron a una iglesia una fortuna
David:
Que la guerra pronto se acabara
Que en el mundo al fin reinara la paz
Que no habrá miseria alguna, hallelujah
Urs:
Hallelujah, hallelujah, hallelujah, hallelujah
Por que la norma sea el amor
Y no gobierne la corrupción
Sino lo bueno y lo mejor del alma pura
Todos:
Porque dios nos proteja de un mal final
Porque un día podamos escarmentar
Con que acaben con tanta furia, hallelujah
Urs:
Hallelujah, hallelujah, hallelujah, hallelujah
PECADOS CAPITALES
1. La Soberbia.
Es
el principal de los pecados capitales. Es la cabeza de “todos” los
restantes pecados. Recordemos que por esta falta, según la teología
cristiana, el hombre fue expulsado del jardín del paraíso. Es una ofensa
directa contra Dios, en cuanto el pecador cree tener más poder y
autoridad que Dios. En general es definida como “amor desordenado de sí
mismo”. Según Santo Tomás la soberbia es “un
apetito desordenado de la propia excelencia”. Se considera pecado
mortal cuando es perfecta, es decir, cuando se apetece tanto la propia
exaltación que se rehúsa obedecer a Dios, a los superiores y a las
leyes. Se trata de renunciar a Dios en cuanto es Verdad y sentido
conductor de la existencia e instalarse a sí mismo como Verdad suprema e
infalible y como fundamento de la acción humana.
2. La Acidia (Pereza).
Es
el más “metafísico” de los Pecados Capitales en cuanto está referido a
la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia en cuanto
tal. Es también el que más problemas causa en su denominación. La simple
“pereza”, más aún el “ocio”, no parecen constituir una falta. Hemos
preferido, por esto, el concepto de “acidia” o “acedía”. Tomado
en sentido propio es una “tristeza de animo” que nos aparta de las
obligaciones espirituales y divinas, a causa de los obstáculos y
dificultades que en ellas se encuentran. Bajo el nombre de cosas
espirituales y divinas se entiende todo lo que Dios nos prescribe para
la consecución de la eterna salud (la salvación), como la práctica de
las virtudes cristianas, la observación de los preceptos divinos, de los
deberes de cada uno, los ejercicios de piedad y de religión. Concebir
pues tristeza por tales cosas, abrigar voluntariamente, en el corazón,
desgano, aversión y disgusto por ellas, es pecado capital.
3. La Lujuria.
Tradicionalmente se ha entendido la lujuria como “appetitus inorditatus delectationis venerae”
es decir como un apetito desordenado de los placeres eróticos. La
tradición cristiana subdividió este pecado en la simple fornicación, el
estupro, el rapto, el incesto, el sacrilegio, el adulterio, el pecado
contra la naturaleza, comprendiendo bajo esta última especie, la
polución voluntaria, la sodomía y la bestialidad. La lujuria sería
siempre un “pecado mortal” pues involucra directamente la utilización
del otro, del prójimo, como un medio y un objeto para la satisfacción de
los placeres sexuales.
Hay en este pecado dos grandes principios en juego: el verdadero concepto del amor
y la finalidad de la sexualidad. El cristianismo –y gran parte de la
tradición clásica especialmente la griega–, entienden por “amor” algo
muy distinto de lo que el mundo contemporáneo comprende. El concepto de
amor tiene una importancia central en el cristianismo. De hecho Dios
mismo es identificado con el amor. Para el cristiano el amor es “superabundancia”, capacidad de dar y de darse, “caritas”,
en definitiva: caridad, una de las tres Virtudes Teologales. De esta
manera el amor implica un donarse, un darse por el otro, por el prójimo.
Recordemos la segunda parte del único mandamiento que anuncia el Nuevo
Testamento: “...amar al prójimo como a sí mismo”. El amor
cristiano, y también el griego, está, de esta forma, desligado en su
origen de cualquier tipo de sexualidad, incluso de la corporeidad. Lo
erótico es una consecuencia, un plus totalmente prescindible. La casi sinonimia entre amor y sexo es producto de la modernidad. El “hacer
el amor” como sinónimo de “relación sexual” es el mejor ejemplo de lo
anterior. La Lujuria sería entonces totalmente contraria al amor –y a
Dios– entendido en términos cristianos
4. La Avaricia.
La teología cristiana explica el pecado de la avaricia como “amor desordenado de las riquezas”, es desordenado, continua, “porque lícito es amar y
desear las riquezas con fin honesto en el orden de la justicia y de la
caridad, como por ejemplo, si se las desea para cooperar más eficazmente
con al gloria de Dios, para socorrer al prójimo etc. El crimen de la
avaricia no lo constituyen las riquezas o su posesión, sino el apego
inmoderado a ellas; “esa pasión
ardiente de adquirir o conservar lo que se posee, que no se detiene ante
los medios injustos; esa economía sórdida que guarda los tesoros sin
hacer uso de ellos aun para las causas más legítimas; ese afecto
desordenado que se tiene a los bienes de la tierra, de donde resulta que
todo se refiere a la plata, y no parece que se vive para otra cosa que
para adquirirla.”
“La avaricia,
por consiguiente, es pecado mortal siempre que el avaro ame de tal modo
las riquezas y pegue su corazón a ellas que está dispuesto a ofender
gravemente a Dios o a violar la justicia y la caridad debida al prójimo,
o a sí mismo.”
En
la avaricia se ven claramente los elementos comunes a todos los
pecados. Por una lado, el avaro pierde el verdadero sentido de su acción
poniendo el fin en lo que debería ser un medio, en este caso la
obtención y la retención de las riquezas
5. La Gula.
Como
“uso inmoderado de los alimentos necesarios para la vida” es definido
este pecado. La definición teológica se complementa con que “el placer o
deleite que acompaña al uso de los alimentos, nada tiene de malo; al
contrario, en el efecto de una providencia especial de Dios para que el
hombre cumpliese más fácilmente con el deber de su propia conservación. Prohibido es, empero, comer y beber hasta saciarse por ese solo deleite que se experimenta”. De esta manera, la religiosidad latina especifica estas faltas en: proepropere: comer antes de tiempo o cuando se debe abstener de comer, por ejemplo en los días de ayuno señalados por la Iglesi; laute: cuando se comen manjares que superan las posibilidades económicas de la persona; nimis cuando se bebe o se come en perjuicio de la salud de la persona; ardenter: cuando se como con extrema voracidad o avidez a manera de las bestias.
6. La Ira.
“Appetitus inordinatus vindictae”
es decir, un “apetito desordenado de venganza”. “Que se excita
–continua la definición latina– en nosotros por alguna ofensa real o
supuesta. Requiérase, por consiguiente, para que la ira sea pecado, que
el apetito de venganza sea desordenado, es decir, contrario a la razón.
Si no entraña este desorden no será imputado como pecado”. De esto
ultimo se desprende que habría una ira “buena y laudable” si no excede
los límites de una prudente moderación y tiene como fin suprimir el mal y
reestablecer un bien. “El apetito de venganza es desordenado o
contrario a la razón, y por consiguiente la ira es pecado, cuando se
desea el castigo al que no lo merece, o si se le desea mayor al
merecido, o que se le infrinja sin observar el orden legítimo, o sin
proponerse el fin debido que es la conservación de la justicia y la
corrección del culpable. Hay también pecado en la aplicación de la
venganza, aunque esta sea legítima, cuando uno se deja dominar por
ciertos movimientos inmoderados de la pasión. De esta manera la ira se
convierte en pecado gravísimo porque vulnera la caridad y la justicia.
Son hijos de la Ira: el maquiavelismo, el clamor, la indignación, la
contumelia, la blasfemia y la riña”.
7. La Envidia
La
envidia es definida como “Desagrado, pesar, tristeza, que se concibe en
el ánimo, del bien ajeno, en cuanto este bien se mira como perjudicial a
nuestros intereses o a nuestra gloria: tristia de bono alteriusin quantum est diminutivum propiae gloriae et excellentiae” De
esta manera, para saber si la envidia es una falta moral, es necesario
investigar el verdadero motivo que produce la tristeza que se siente
frente al bien que posee el prójimo. De esta manera la envidia no es
pecado
10 mandamientos
1. amar a dios sobre todas las cosas
2.no tomaras el nombre de dios en vano
3. santificaras el dia del señor
4. honrrar a padre y a madre
5. no matar
6. no cometer actos impuros
7. no robaras
8.no levantar falsos testimonios
9-. no consentiras deseos impuros
10. no codicionaras los bienes ajenos
Jn. 19, 18; 25-27, 30
Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria. Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
(Jn 2,1-11) Breve pausa de reflexión. Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria. Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria. Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
(Lc 9,28-35) Breve pausa de reflexión. Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria. Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria. Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. Padre Nuestro, Ave María, Gloria por las intenciones del Papa. Salve. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén DIOS TE SALVE MARIA Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. CANTOS RELIGIOSOS Alabare (alabare) alabare (alabare) alabare a mi señor (2) Juan vio el numero de los redimidos & todos alababan al señor unos cantaban otros oraban pero todos alababan al señor alabare (alabare) alabare (alabare) alabare a mi señor (2) somos tus hijos Dios padre eterno tu nos has creado por amor te alabamos te bendecimos & todos cantamos en tu honor alabare (alabare) alabare (alabare) alabare a mi señor (2) 2 Si tuviera fe si tuviera fe si tuviera fe fe fe si tuviera fe como un granito de mostaza (asi de chiquitito) eso dice el señor Si tuviera fe si tuviera fe si tuviera fe fe fe si tuviera fe como un granito de mostaza (asi de chiquitito) eso dice el señor Yo les diria a las montañas muevanse muevanse muevansesese Yo les diria a las montañas muevanse muevanse muevansesese Y las montañas de moveran ¡¡¡¡¡uhhhuuh!!!! Se moveran ¡¡¡¡¡¡¡uuh!!!!! se moveraaaan Y las montañas de moveran ¡¡¡¡¡uhhhuuh!!!! Se moveran ¡¡¡¡¡¡¡uuh!!!!! se moveraaaan 3 Un soldado a casa hoy regreso Y un niño enfermo se curo Y hoy no hay trabajo en el bosque de la lluvia Un desamparado se salvo Por causa de una buena acción Y hoy nadie lo repudia, hallelujah Hallelujah, hallelujah, hallelujah, hallelujah Carlos: Un ateo que consiguió creer Y un hambriento hoy tiene de comer Y hoy donaron a una iglesia una fortuna David: Que la guerra pronto se acabara Que en el mundo al fin reinara la paz Que no habrá miseria alguna, hallelujah Urs: Hallelujah, hallelujah, hallelujah, hallelujah Por que la norma sea el amor Y no gobierne la corrupción Sino lo bueno y lo mejor del alma pura Todos: Porque dios nos proteja de un mal final Porque un día podamos escarmentar Con que acaben con tanta furia, hallelujah Urs: Hallelujah, hallelujah, hallelujah, hallelujah PECADOS CAPITALES
1. La Soberbia.
2. La Acidia (Pereza).
Tradicionalmente se ha entendido la lujuria como “appetitus inorditatus delectationis venerae”
es decir como un apetito desordenado de los placeres eróticos. La
tradición cristiana subdividió este pecado en la simple fornicación, el
estupro, el rapto, el incesto, el sacrilegio, el adulterio, el pecado
contra la naturaleza, comprendiendo bajo esta última especie, la
polución voluntaria, la sodomía y la bestialidad. La lujuria sería
siempre un “pecado mortal” pues involucra directamente la utilización
del otro, del prójimo, como un medio y un objeto para la satisfacción de
los placeres sexuales.
Hay en este pecado dos grandes principios en juego: el verdadero concepto del amor
y la finalidad de la sexualidad. El cristianismo –y gran parte de la
tradición clásica especialmente la griega–, entienden por “amor” algo
muy distinto de lo que el mundo contemporáneo comprende. El concepto de
amor tiene una importancia central en el cristianismo. De hecho Dios
mismo es identificado con el amor. Para el cristiano el amor es “superabundancia”, capacidad de dar y de darse, “caritas”,
en definitiva: caridad, una de las tres Virtudes Teologales. De esta
manera el amor implica un donarse, un darse por el otro, por el prójimo.
Recordemos la segunda parte del único mandamiento que anuncia el Nuevo
Testamento: “...amar al prójimo como a sí mismo”. El amor
cristiano, y también el griego, está, de esta forma, desligado en su
origen de cualquier tipo de sexualidad, incluso de la corporeidad. Lo
erótico es una consecuencia, un plus totalmente prescindible. La casi sinonimia entre amor y sexo es producto de la modernidad. El “hacer
el amor” como sinónimo de “relación sexual” es el mejor ejemplo de lo
anterior. La Lujuria sería entonces totalmente contraria al amor –y a
Dios– entendido en términos cristianos
4. La Avaricia.
La teología cristiana explica el pecado de la avaricia como “amor desordenado de las riquezas”, es desordenado, continua, “porque lícito es amar y
desear las riquezas con fin honesto en el orden de la justicia y de la
caridad, como por ejemplo, si se las desea para cooperar más eficazmente
con al gloria de Dios, para socorrer al prójimo etc. El crimen de la
avaricia no lo constituyen las riquezas o su posesión, sino el apego
inmoderado a ellas; “esa pasión
ardiente de adquirir o conservar lo que se posee, que no se detiene ante
los medios injustos; esa economía sórdida que guarda los tesoros sin
hacer uso de ellos aun para las causas más legítimas; ese afecto
desordenado que se tiene a los bienes de la tierra, de donde resulta que
todo se refiere a la plata, y no parece que se vive para otra cosa que
para adquirirla.”
“La avaricia,
por consiguiente, es pecado mortal siempre que el avaro ame de tal modo
las riquezas y pegue su corazón a ellas que está dispuesto a ofender
gravemente a Dios o a violar la justicia y la caridad debida al prójimo,
o a sí mismo.”
En
la avaricia se ven claramente los elementos comunes a todos los
pecados. Por una lado, el avaro pierde el verdadero sentido de su acción
poniendo el fin en lo que debería ser un medio, en este caso la
obtención y la retención de las riquezas
5. La Gula.
6. La Ira.
7. La Envidia
10 mandamientos
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